Mis papás me compraron Hybrid Theory , el primer disco de Linkin Park, más o menos cuando salió. No me acuerdo a dónde habíamos ido esa noche, pero me acuerdo de estar en el auto volviendo a casa con el CD nuevo en las manos, muy emocionado con el regalo. No tengo claro si lo pedí yo o me lo ofrecieron, pero pusimos el disco en el coche y empezó a sonar la que era, hasta ese momento, la obra más perfecta del nü metal. Mi hermano mayor desaprobaba todo lo que escuchaba. En esa época nos dividía una barrera infranqueable: él estaba del lado de afuera del colegio secundario, yo seguía atrapado adentro. Del lado de adentro no había muchas opciones. Del lado en que escuchar música en inglés, jugar a los videojuegos y no poder patear una pelota de fútbol lo ubicaban a uno en un cruce de coordenadas muy específico dentro del ecosistema colegial, Linkin Park era un faro. De un día para el otro, como les pasó a los punks con los punks y a los chicos de los 90s con el grunge, para un g...
acaso por efecto de la novedad de la tela cross fit es que las manchas de morcilla que la otra vez le hice a la remera adopten ahora una forma que por inesperada resulta caótica; en esa operación resultan una miniatura del universo
Comentarios