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Para Chester Bennington, a destiempo

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  Mis papás me compraron Hybrid Theory , el primer disco de Linkin Park, más o menos cuando salió. No me acuerdo a dónde habíamos ido esa noche, pero me acuerdo de estar en el auto volviendo a casa con el CD nuevo en las manos, muy emocionado con el regalo. No tengo claro si lo pedí yo o me lo ofrecieron, pero pusimos el disco en el coche y empezó a sonar la que era, hasta ese momento, la obra más perfecta del nü metal. Mi hermano mayor desaprobaba todo lo que escuchaba. En esa época nos dividía una barrera infranqueable: él estaba del lado de afuera del colegio secundario, yo seguía atrapado adentro. Del lado de adentro no había muchas opciones. Del lado en que escuchar música en inglés, jugar a los videojuegos y no poder patear una pelota de fútbol lo ubicaban a uno en un cruce de coordenadas muy específico dentro del ecosistema colegial, Linkin Park era un faro. De un día para el otro, como les pasó a los punks con los punks y a los chicos de los 90s con el grunge, para un grupo

Abuelos de la nada

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Divino tesoro  Hace no mucho, una polémica causó furor en las redes, como dicen los periodistas. “Sangría”, un tema que los raperos locales Trueno y Wos lanzaron a fines de julio, incluía un verso que hirió el ego de buena parte del público: “te guste o no te guste somos el nuevo rock and roll”. Como todos sabemos, en cualquier provocación el que se enoja pierde. Y en este caso perdieron nuestros rockeros, que no tardaron en salir a defender vaya uno a saber qué. No fue la primera reyerta entre las tribus. En 2018 Duki se presentó en los Premios Gardel y a toda orquesta puso sobre la mesa la comparación: “ya me siento como un rockstar/ cojo putas como un rockstar/ tomo pastillas como un rockstar”. Y el que levantó el guante fue nada menos que Charly García, que pasó a retirar su premio y dijo “hay que prohibir el autotune”, en clara referencia a uno de los recursos preferidos de los traperos de aquí, de allá y de todos lados. Es fundamental entender que en una discusión así todos está

John Frusciante Appreciation Week

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I. Un recuerdo: conversábamos con mi hermano mayor sobre la "rivalidad" entre Metallica y Megadeth, dos bandas fundacionales del heavy metal californiano de los ochentas. La pregunta, que yo traía de un foro de internet y se la hacía a él: cuál de los discos más importantes de ambas bandas, lanzados casi al mismo tiempo, era mejor. Es una pregunta estúpida, como casi todo el periodismo de rock, pero, como casi todo el periodismo de rock, también servía como entretenimiento. Mi hermano mayor -siempre wise beyond his years - prefirió no elegir, porque una elección entre dos cosas tan parecidas la dirime la pasión antes que la razón, y en vez de eso dijo algo en lo que sigo pensando todos estos años después: ambos son discos sobre los que se puede fundar una adolescencia.                 O algo así.                 Para ese momento, mi hermano ya no era un adolescente o estaba a punto de dejar de serlo. De hecho, ya se encontraba por completo inmerso en, e inclus
acaso por efecto de la novedad de la tela cross fit es que las manchas de morcilla que la otra vez le hice a la remera adopten ahora una forma que por inesperada resulta caótica; en esa operación resultan una miniatura del universo

El Jefe

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¿Se acuerdan de Grima Lengua de Serpiente? En El Señor de los Anillos , Grima se hacía pasar por consejero de Théoden, pero era en realidad un espía de Saruman que con sus artimañas debilitó durante años al rey, llegando al punto de controlarlo y hacer que el reino de Rohan cayera, junto a su monarca, en decadencia. Pero no es de Grima que se trata esto, sino de otra persona: Javier Mascherano.     A Mascherano la puerta del fútbol grande se la abrió nada más y nada menos que Marcelo Bielsa, quien vio en ese juvenil de River la carta para asegurar el futuro de la Selección Argentina y lo hizo debutar en el equipo nacional antes de que jugara siquiera un minuto en su club. Para ese segundo debut hubo que esperar un poco más. Y cuando llegó, así lo contó el diario Olé : “En el descuento, el pibe que ya jugó en la Selección entró por Crosa y le robó una bola importante a Tilger. Pellegrini lo mandó de 4 (Rojas iba a ser el 6), pero Pereyra se metió atrás y le dejó el centro del medio